La pregunta que se hace cualquier profesional que trabaja con las personas, ¿Estoy haciendo lo correcto?, ¿Cuándo debo ser flexible?, ¿Las normas debe ser aplicadas a todas las personas, sin contemplar sus necesidades?
Según Barry Schwartz relaciona estas preguntas con la
sabiduría práctica, la define con la virtud moral de hacer lo correcto, y la
habilidad moral, deducir qué significa “lo correcto”.
Aristóteles estaba muy interesado en ver cómo trabajaban los artesanos a su
alrededor. Y quedó impresionado por la forma en que improvisaban nuevas
soluciones a nuevos problemas; problemas que no habían previsto. Un ejemplo que
observa son los canteros que trabajaban en la isla de Lesbos, y tenían que
medir columnas redondas. Bueno, si lo piensan, es muy difícil medir columnas
redondas con una regla. Entonces, ¿qué hacen? Elaboraron una nueva solución al
problema. Crearon una regla que se dobla lo que hoy llamaríamos una cinta
métrica, una regla flexible, una regla que se dobla. Y Aristóteles dijo: ¡Ah!,
se dieron cuenta que a veces para diseñar columnas redondas uno tiene que
doblar la regla. Y Aristóteles dijo: a menudo al tratar con otras personas
tenemos que doblar las reglas.
Tratar con otras personas exige un tipo de flexibilidad que
ninguna regla puede contemplar. Las personas sabias saben cuándo y cómo doblar
las reglas. Las personas sabias saben improvisar, es como una especie de músico de jazz; las
reglas son como las notas de la página con las que uno empieza pero luego uno
baila en torno a las notas de la página, dando con la combinación justa para
ese momento en particular, con esos compañeros músicos en particular. Así que
para Aristóteles ese tipo de flexibilización, de excepción a la regla e
improvisación que se observa en los artesanos consumados, es justo lo que se
necesita para ser artesano de la habilidad moral. Y, en la interacción con la
gente, casi siempre, se requiere este tipo de flexibilidad.
Una persona sabia sabe cuándo torcer las reglas. Una persona
sabia sabe cuándo improvisar. Y, más importante, una persona sabia improvisa y
hace la excepción a la regla al servicio de los objetivos correctos. Si se tuercen las reglas y se improvisa en
beneficio propio estamos frente a una manipulación despiadada de otra gente.
Por eso es importante poner estas prácticas sabias al servicio de los demás y
no en beneficio propio. Y entonces la virtud de hacer lo correcto es tan
importante como la habilidad moral para improvisar y hacer la excepción
adecuada. Juntas constituyen la sabiduría práctica que Aristóteles pensaba era
la virtud principal.
Te invito a buscar un episodio de tu
vida donde has utilizado la sabiduría práctica al servicio de los demás, y
donde hayas obtenidos excelente resultados, por lo tanto pregunto ¿Las normas
es todo lo existe, cuando se trabaja con las personas?
Tomado de la conferencia impartida por Barry Schwartz en TED.
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