El
peligro del pasado era que los hombres fueran esclavos. Pero el peligro del
futuro es que los hombres se conviertan en robots” Erich Fromm
Me recuerdo un verano, que después de la cena todos los adultos se quedaron conversando, era norma de mis padres, que los niños debían retirarse a jugar, sin embargo, ese día quise desobedecer las normas, y me quede sentada escuchando, mis padres me castigaron… y me dijeron que era “desobediente” y “rebelde”. Cuando eres adolescente, tiendes a tener este tipo de conducta, es lo más normal, porque es el tiempo en el que los chicos y las chicas viven la formación de su personalidad y cuestionan todas las normas, sin embargo, todos desean que desaparezca esa conducta.
Sin embargo, cuando llegamos adultos muchas veces ocultamos nuestras propias opiniones, por no desobedecer las normas sociales. Un ejemplo de obediencia ciega es Adolf Eichmann, él fue el encargado de la organización de la logística de transportes del Holocausto, él es un símbolo de hombre obediente antes las normas y burócrata alienado, pero lo más impresionante respecto a esto, es que después de relatar todos los hechos con su propia admisión, procedió a alegar su inocencia y mencionó que él solo siguió ordenes. El ser humano ha perdido su capacidad de desobedecer, ni siquiera se da cuenta del hecho de que obedece. Es normal ver en la sociedad personas que no critican, ni dudan, ni analizan los hechos que ocurren ante sus ojos. Es por ellos, que pregunto ¿hemos perdido la libertad de pensar diferente?, ¿debemos pensar todos iguales?, ¿solo debemos obedecer?
Después de hacerme estas preguntas y considerarme una “rebelde sin causa”, desde mi niñez, ya que mis padres no pudieron hacer nada, por callar mi conciencia, sino que a través de los años reforzaron mi “rebeldía”, he observado que la obediencia ciega limita la innovación, la creación de nuevas ideas y establece una manera de pensar homogénea.
Cuando estuve trabajando, pude observar que en las organizaciones existe exactamente lo mismo, todos deben obedecer la autoridad, por lo tanto, no se dice lo que se piensa, terminas haciendo lo mismo que hace la mayoría, para evitar ser llamado “rebelde” y así no perder el trabajo. Sin embargo, en unos de mis trabajos mi jefe, siempre me decía "tu no te callas nada", tuve suerte me reforzaban la conducta. Hace días encontré una conferencia realizada por Sergio de la Calle, Head of Organisation Integration de Telefónica, señala que para que las organizaciones cambien, su naturaleza de órdenes y obediencia, el motor del cambio debe ser los profesionales que allí trabajan, deben tener una actitud diferente ante las ordenes, deben cuestionar lo establecido, expresar sus ideas sin miedo, tener un pensamiento crítico ante las opiniones y no acomodarse con lo que piensa la mayoría. Las personas que son “desobediente Inteligente” son capaces de generar ideas innovadoras y son capaces de romper con soluciones pasadas de moda.
En conclusión pareciera que existen organizaciones, que la “rebeldía” podría ser un requisito requerido para sus candidatos. Sin embargo, es una conducta no reforzada por la sociedad, ya que tanto en las escuelas, en las universidades y en los hogares, enseñan que la autoridad debe ser respetada, y que nuestra conciencia debe estar callada, muchas veces te dicen “ya vas empezar” , “es mejor estar tranquilo”, ¿por qué debemos cambiar?. La sociedad no refuerza esta conducta, más bien aíslan quienes la realizan. Por lo tanto, cada día hay más organizaciones que quieren personas que no sigan normas y que desobedezcan lo establecido, porque son capaces de hacer las cosas de manera diferente y a su vez piensan de manera creativa. No puedo evitar pensar, en un gran desobediente Mahatma Gandhi, que instauró métodos de lucha social novedosos como la huelga de hambre, y en sus programas rechazaba la lucha armada y predicaba la áhimsa (no violencia) como medio para resistir al dominio británico. ¿Cuántas organizaciones sociales, le hubiesen contratado ahora?
Les anexo el enlace, de la conferencia de Sergio de la Calle, que habla de la amenaza que encierra la obediencia y de la oportunidad que representa la irreverencia para fomentar una cultura innovadora en la organizaciones e impulsar la transformación.
http://www.youtube.com/watch?v=ekSR6Yju7Vg
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