jueves, 10 de septiembre de 2015

Cuando vivimos en otro país


Cuando vivimos en otro país, el cambio más importante, es poder ajustarnos a las normas sociales y culturales, también en nosotros ocurre cambios importante a nivel personal, comenzamos a comprender y conocer ¿de que somos capaces de hacer?, ¿cuáles son nuestros miedo? y ¿qué cambios nos cuesta adaptar a nuestra vida y a nuestra personalidad? Creo que unos de los procesos más difíciles, es ajustarnos a un nuevo idioma,   nuestro cerebro cambia y hasta nuestra manera de mirar el mundo. Al principio es difícil pero luego todo cobra sentido y color.

Emigrar es un cambio  significativo,  es inevitable no sentirse “vulnerable” a nivel emocional, cuando dejas atrás muchas emociones y gente que te mantenían unida a una red social de emociones y de seguridad. Emigrar significa a veces caminar “solo”, hasta que consigas un grupo en el cual puedas pertenecer y compartir ideas. Recordemos que somos seres sociales y que siempre vamos a necesitar compañía e intercambio social, además de esta manera la adaptación se hace más fácil y menos traumática.  Mi experiencia me ha permitido comprender, que la mejor manera es tratar de socializar cuando la gente del país, esto te permite conocerlos y además saber cuáles son los códigos sociales adecuados.

Otro aspecto importante es ¿cómo llevar los cambios?, el primero que vas a cambiar eres “tu”, muchos se preguntaran ¿cómo?, ¿por qué?, emigrar es un proceso de experiencia personal, que producen aprendizajes y con ello el conocerse  más a uno mismo, es por ello, que inevitable para poder adaptarte a otra cultura habrá un cambio personal. ¿Qué ocurre si no quiero cambiar?, a veces cuando emigramos nos aferramos a nuestra cultura y lo poco que nos queda de nuestro país, sin embargo, cambiar no con lleva olvidar y dejar a un lado los valores del país de origen, es estar orgulloso de dónde vienes, enseñar tus tradiciones, pero recordando que vives en otro país y que debes conocer sus tradiciones. La idea no es asimilarse, es decir, dejar de ser quién eres para querer imitar a quienes viven en el país, la idea es que desarrolles tu habilidad intercultural, es decir, la capacidad de adaptarte a diversas culturas, sin olvidar los tuyos propios, que esta habilidad te permita enriquecerte a nivel personal y que las experiencias personales,  se conviertan en aprendizajes. Además, que cada contacto con una nueva cultura lo veas como una oportunidad de conocer,  un mundo de nuevas posibilidades. De esa manera podrás vivir de manera equilibrada y con armonía.

Un ejemplo de esto es ver como muchas familias en sus casas conservan las tradiciones y hablan el idioma de su país de origen, Sin embargo, cuando están fueras de sus casas son capaces de celebrar las tradiciones del país donde viven y adaptarse de manera adecuada  a la funcionalidad del país.  

Vivir en un país diferente al tuyo, requiere flexibilidad y además tener capacidad intercultural, esto es lo que te permitirá adaptarte con facilidad.

Foto realizada por: Zairebith Zambrano 

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