“Hemos visto mil veces el café de la esquina, el árbol del patio, la cara del vecino. Pero esta mirada del que está por irse
es una fotografía en blanco y negro de una alucinante nitidez”.
Alicia Dujovne Ortiz
He estado perdida estudiando inglés, actividad que requiere
tiempo y paciencia, sin embargo cada día me siento más segura…ya por lo menos
me hago entender… esta siendo un proceso, muy interesante, a veces me gustaría
hablar y pensar como pienso en Español, pero es imposible adquirir la misma destreza…
pero hoy no voy hablar de esto, hace varios días he estado reflexionando acerca
de cómo la emigración nos cambia y me hacia la siguiente pregunta ¿cambiamos
realmente como persona?
Cuando yo me embarque en el viaje de la migración era una
persona totalmente diferente a la que soy ahora… la pregunta es ¿cómo la migración
afecta mi personalidad?, la personalidad es
el conjunto de rasgos, actitudes, valores y cualidades que configuran la
manera de ser de una persona y la diferencian de las demás. Partiendo de
esta definición, cuando yo me fui de mi país, yo me comportaba de cierta
manera, como por ejemplo, en Venezuela es muy habitual mostrar afectos por el
otro, saludar al otro con un beso o darle un abrazo. Cuando me mude a España
esta actitud no era habitual entre ellos, por lo tanto, tuve que minimizarlas, como
producto de las demandas del nuevo grupo cultura. Esto se llama
“aculturación” es un proceso de resocialización que involucra
características psicológicas como el cambio de actitudes y valores; la
adquisición de nuevas habilidades sociales y normas; los cambios en referencia
a la afiliación con un grupo y el ajuste o adaptación a un ambiente diferente
(Berry 1980, 1990, 1997, 2002).
Estos cambios son inevitables, tiende a producirse de manera
espontaneas y a veces requiere un esfuerzo, por parte de emigrante, ya que a
veces es exigido por la nueva cultura. Ustedes se preguntarán ¿esto es fácil?,
cuando dejamos nuestro país pasamos por un proceso psicológico, llamado “el
duelo migratorio”, es la misma sensación de pérdida que ocurre cuando se muere
un ser querido, es una sensación de haber perdido donde pertenecías, es
sentirse desorientado, porque pierdes toda referencia cultural y social,
esto afecta a la identidad como no podía
ser de otra manera, la multiplicidad de aspectos que conlleva la elaboración
del duelo migratorio (familia, lengua, cultura o estatus, entre otros) da lugar
a profundos cambios en la personalidad del inmigrante, hasta tal punto que
modifican su propia identidad. Es decir, para bien o para mal, la migración
cambia al sujeto. Si va bien, favorecerá que surja una persona madura, ‘de
mundo’. Si va mal, desestructurará al sujeto en el plano psicosocial y
psicológico, en algunas ocasiones produciendo una gran desequilibrio emocional,
muchos emigrantes terminan sufriendo de depresión, trastornos de ansiedad y
otros trastornos por no darle importancia a su duelo migratorio. La migración es un fenómeno que expone al
sujeto a un incalculable número de pérdidas y renuncias que pueden resumirse en
la frase popular, tan sencilla como sabia: “Partir es morir un poco”, aunque a veces pienses que es sencillo... emigrar es proceso complejo a nivel emocional.
Por otro lado, el emigrante tiende a tener una lucha interna
acerca de su identidad cultural. Entendemos por identidad “el conjunto de las auto-representaciones
que permiten que el sujeto se sienta, por un lado, como semejante y
perteneciente a determinadas comunidades que comparten ciertos valores o ideas
y, por otro lado, diferente y no perteneciente a otras” (Achotegui, 2002). La nueva sociedad donde vives exigen determinados parámetros de comportamientos, por lo
tanto el emigrante debe esforzarse para ajustarse y asumir dicho
comportamientos y valores como suyos, con el objetivo de adaptarse a la nueva
cultura. Sin embargo, a veces puede ocasionar sentimientos de culpas por parte del emigrante, ya que puede sentir que abandona su propia cultura.
En conclusión emigrar te cambia inevitablemente, sin
embargo, el cambio debería ser en positivo, la emigración debería producir
cambios en el desarrollo en la inteligencia emocional, tener mayor capacidad de
resilencia, de empatía por el otro,
desarrollar la capacidad multicultural, ser capaces de adaptarnos a otras
culturas sin perder nuestra identidad cultual. Debemos recordar que tu país está
donde estés tú, siempre dependerá de ti que conserves dichas tradiciones… Lo
que te permitirá estar unido con tus raíces es conservarlas y llevarlas con
orgullo. Pero debemos tener cuidado,
cuando esos cambios, afectan nuestra área emocional, y se convierte en un
problema, debemos buscar ayudar y estar consciente que no es algo pasajero, por
lo que estas pasando, tienes razón de sentirte triste y perdido, pero debes
desarrollar tu capacidad para adaptarse y ver el lado positivo de la adversidad. Ésta se aprende en un proceso que requiere tiempo y
esfuerzo.
"Emigrar es un viaje al interior de tu ser y es la gran oportunidad de cambiar... y desarrollar nuevas habilidades...pero también es la primera vez para algunos, sentir que significa perder algo que amas"
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