El vocablo talento proviene del latín "talentum"
que denomina a una moneda antigua de los
griegos. En el sentido figurado y familiar, en nuestro idioma, significa aptitud natural para hacer alguna cosa,
entendimiento o inteligencia. En la actualidad,
se utilizan muchos vocablos como sinónimos de él, entre ellos se encuentran excelencia, excepcional,
superdotación, aprendizaje rápido, superior,
brillante, dotado, sobredotado, superdotado, mejor dotado, superiormente
dotado, entre otros.
El talento es un complejo de aptitudes o de inteligencias,
de destrezas aprendidas y de conocimiento, y motivaciones, aptitudes,
disposiciones, que predisponen a un individuo al éxito en una ocupación,
vocación, profesión, arte o negocio (Gardner, 1992). Así, una persona talentosa es la que muestra
una aptitud y un resultado destacado en un área o campo académico como: la
música, la plástica, la literatura, las ciencias, entre otras (ver también
Gagñé, 1991). Por ejemplo Pablo Neruda
en las letras y Pablo Picasso en el arte
El talento es una habilidad o un desempeño excepcional en una dimensión humana general
(por ejemplo, en el área intelectual, emocional, social, física, artística), o en un campo
específico de una dimensión general (por ejemplo, dentro de la dimensión intelectual, es posible
distinguir el talento matemático, científico, computacional, etc.).
Algunas definiciones enfatizan que el talento sería un
desempeño observable, mientras que otros más bien aluden a una habilidad
innata, que puede ser manifiesta o no. En este último caso se hace referencia a
talentos potenciales que requieren de ciertas condiciones y experiencias para poder
manifestarse y desarrollarse.
El talento emerge de la transformación progresiva de las aptitudes,
(se
refiere a la capacidad de una persona para realizar adecuadamente una tarea)
hacia las destrezas sistemáticamente desarrolladas, que son características de
un campo ocupacional particular. Estos campos son diversos e incluyen la
literatura, la ciencia, la tecnología y los negocios, entre otros. Para que las
aptitudes se transformen en talento, se necesita un proceso de aprendizaje, de entrenamiento, de práctica y
de contribución positiva de una serie de
catalizadores intrapersonales y ambientales. Los primeros están formados por
la motivación, el temperamento y otros
rasgos de personalidad, y los segundos, por
las personas significativas, los acontecimientos y por el medio social y
geográfico, entre otros factores. (Gagñé, 1993 y 1995).
Por otro lado, Csikszentmihalyi
señala que el talento sólo puede definirse dentro de un contexto sociocultural determinado y en
una época dada, pues las demandas y los
valores culturales cambian con el tiempo y, de esa misma forma, varía el concepto talento. Además, el talento no es un rasgo estable para toda
la vida. La naturaleza del talento
es interactiva y sociocultural por lo que su definición social y sus manifestaciones cambian. No es una característica estable sino una
cualidad dinámica dependiente de los
cambios dentro del individuo y en el ambiente. Csikszentmihalyi plantea que la
reorganización de los motivos en las diferentes
etapas de desarrollo de las personas, puede provocar que algunos sujetos talentosos sucumban y emerjan otros. Por
ello, muchos niños talentosos después de
la adolescencia no continúan desarrollando sus potencialidades como lo hacían antes.
Cada uno de nosotros tenemos una serie de aptitudes, que
debemos descubrir y desarrollar, con el objetivo de llegar a ser personas
talentosas, en un área específica. Sin embargo, debemos considerar que es una
decisión personal, continuar desarrollando o descubriendo nuestras aptitudes y
donde somos capaces de llegar, una gran parte de éxito dependerá nuestra
motivación y de nuestra perseverancia
para desarrollar nuestras aptitudes.
“Me llevó cuatro años pintar como Rafael, pero me llevó toda una vida pintar como un niño.” Pablo Picasso.
Este articulo fue escrito por mi, para la Nueva Ruta del Empleo (www.lanuevarutadelempleo.com) publicado en Mayo 2014
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