He estado reflexionando acerca de
¿Qué significa el trabajo?; ¿Cómo surgió dicha actividad?, trataré de explicar
un poco de donde surgió. El trabajo, para mi es una actividad que genera
satisfacción personal, en la medida que se realice una actividad que le guste
al trabajador… a la vez se recibe una retribución monetaria, que se convierte
en la recompensa, por hacer
lo que realmente te agrada o te gusta.
En Grecia se estableció una diferencia radical entre dos
esferas de actividad: la relacionada con el mundo común,
y la relativa a la conservación de la vida. La política no concebida como una
profesión de especialistas, como se hace actualmente- era la actividad
paradigmática en ese primer mundo, al que tenían acceso todos los ciudadanos
libres. La relación entre estos dos mundos podemos representarla, como hace
Arendt, mediante la dialéctica entre la libertad y la necesidad.
Las actividades del mundo de lo común o de la polis constituirían el ámbito de
la libertad, mientras que las tareas dirigidas a la conservación de la vida,
que contribuían al desarrollo de la comunidad familiar, conformaban el ámbito
de la necesidad. Era preciso que un determinado
sector de la sociedad ejerciera estas últimas funciones –predominantemente los
esclavos- para que otros sector, el de los hombres libres, pudiera dedicarse a
las actividades realmente estimadas (Arendt, 1993, tomada del articulo “el
trabajo a través de la historia escrito por Javier Álvarez Dorronsoro)
En aquellos tiempos el ocio era mucho más
valorado que en la actualidad y más apreciado que cualquier tipo de trabajo.
Pensadores y filósofos llamaban a reflexionar sobre la manera de ocupar este tiempo
de no trabajo. "En efecto -dice Aristóteles-ambos (trabajo
correcto y ocio) son necesarios, pero el ocio es
preferible tanto al trabajo como a su fin, hemos de investigar a qué debemos
dedicar nuestro ocio… y también deben aprenderse y formar parte de la educación
ciertas cosas con vistas a un ocio en la diversión…"
(Aristóteles, 1988)
Desde la perspectiva cristiana hay una
inclinación a justificar el trabajo, pero no lo ven como algo valioso. Los pensadores
cristianos hacían referencia al principio paulino "quien no trabaja no
debe comer…", pero entendían que el trabajo era un castigo o, cuando menos
un deber. Se justificaba el trabajo por la maldición bíblica y por la necesidad
de evitar estar ocioso. Como vemos el ocio
comienza a adquirir otra connotación algo distinta a la del mundo antiguo. Sin
embargo, la vida monástica dedicada a la contemplación se valora
mejor que el trabajo. Para legitimar esta excepción al principio paulino,
filósofos como Santo Tomás argumentan que el trabajo es un deber que incumbe a
la especie humana,
pero no a cada hombre en particular.
En segundo lugar el pensamiento moderno mitificó la idea del
trabajo. La literatura de los grandes pensadores de la época contribuyó a esta
mutación proporcionando argumentos en favor de su fundamentación. Para John
Locke el trabajo era la fuente de propiedad. Según él, Dios ofreció el mundo a los
seres humanos y cada hombre era libre de apropiarse de aquello que fuera capaz
de transformar con sus manos (John Locke, 1990). Para Adam Smith el trabajo era
la fuente de toda riqueza. Las teorías del valor
de Adam Smith y de David Ricardo tenían su base en la idea de que el trabajo
incorporado al producto constituía la fuente de propiedad y de valor (Myrdal,
1967).
Una nueva perspectiva teológica del trabajo favoreció
también su mitificación. Comenzó a ser visto no como un castigo divino o
simplemente como un deber, sino como el mejor medio de realización humana. El trabajo
adquirió nuevos significados: a) un sentido cósmico, según
el cual el ser humano completaba la obra que Dios le entregó para que la
embelleciera y la perfeccionara; b) un sentido personal, por
ser el mejor medio para que el individuo, que nace débil y necesitado,
encontrara su perfección; c) un sentido social, en la
medida en que el trabajo era el factor decisivo en la "creación de
sociedad" y la impulsión del progreso (Ruben Sanabria, 1980 ). La ética
puritana, en particular, completaba esta idea trascendente del trabajo al
considerarlo como un "fin en sí mismo" (lejos de la concepción de
Tomas de Aquino que lo entendía como un medio para la conservación personal y
social) y como el elemento que da sentido a la vida.
Después de haber reseñado un poco que significa el trabajo,
existen grandes pensadores que han escrito acerca del trabajo, pero por
cuestiones de tiempo no logre exponer, sin embargo desde mi punto de vista el
trabajo se ha convertido en una especie de esclavitud para los trabajadores o para
los ciudadanos de una nación, en este momento de crisis, el trabajo se ha
convertido primordial, para cubrir las principales necesidades primarias, por
lo tanto el individuo hace cualquier actividad, sin importar que costos
personal deba pagar, esto puede ser una especie de esclavitud del siglo XXI,
donde se simula tener derechos laborales, no obstante el trabajador debe hace trabajos precarios,
sin posibilidad de desarrollo personal, sino solo los objetivos económicos del
patrono, un ejemplo de esto son las fabricas de ropa que existen en la India o
en otras países del tercer mundo.
A veces soy utópica al pensar, que todas las personas trabajan en
actividades que les gusta… no todos tienen el derecho de decidir o esperar que
tipo de trabajo quieren tener… porque a veces prevalece las necesidades
personales, que las profesionales. Cada día tener un
trabajo o trabajar, se ha convertido en una especie de estatus o de premio de
lotería, en especial en países con un alto nivel de desempleo… será que se está
creando una clase trabajadora y otra no trabajadora…. ¿Qué consecuencia podría
traer a la sociedad?, ¿El trabajo es una lotería o un medio de realización
personal?...
Bibliografía
· Javier Álvarez Dorronsoro “el trabajo a través
de la historia”. La
concepción del trabajo, nro.9. Febrero 1999.
· Arendt, H. La condición humana. Editorial Paidós,
Barcelona, 1993.
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