miércoles, 4 de septiembre de 2013

EL TRABAJO


"Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida"
Confucio 


He estado reflexionando acerca de ¿Qué significa el trabajo?; ¿Cómo surgió dicha actividad?, trataré de explicar un poco de donde surgió.  El trabajo, para mi es una actividad que genera satisfacción personal, en la medida que se realice una actividad que le guste al trabajador… a la vez se recibe una retribución monetaria, que se convierte en la recompensa, por  hacer lo que realmente te agrada o te gusta.

En Grecia se estableció una diferencia radical entre dos esferas de actividad: la relacionada con el mundo común, y la relativa a la conservación de la vida. La política no concebida como una profesión de especialistas, como se hace actualmente- era la actividad paradigmática en ese primer mundo, al que tenían acceso todos los ciudadanos libres. La relación entre estos dos mundos podemos representarla, como hace Arendt, mediante la dialéctica entre la libertad y la necesidad

Las actividades del mundo de lo común o de la polis constituirían el ámbito de la libertad, mientras que las tareas dirigidas a la conservación de la vida, que contribuían al desarrollo de la comunidad familiar, conformaban el ámbito de la necesidad. Era preciso que un determinado sector de la sociedad ejerciera estas últimas funciones –predominantemente los esclavos- para que otros sector, el de los hombres libres, pudiera dedicarse a las actividades realmente estimadas (Arendt, 1993, tomada del articulo “el trabajo a través de la historia escrito por Javier Álvarez Dorronsoro)

En aquellos tiempos el ocio era mucho más valorado que en la actualidad y más apreciado que cualquier tipo de trabajo. Pensadores y filósofos llamaban a reflexionar sobre la manera de ocupar este tiempo de no trabajo. "En efecto -dice Aristóteles-ambos (trabajo correcto y ocio) son necesarios, pero el ocio es preferible tanto al trabajo como a su fin, hemos de investigar a qué debemos dedicar nuestro ocio… y también deben aprenderse y formar parte de la educación ciertas cosas con vistas a un ocio en la diversión…" (Aristóteles, 1988)

Desde la perspectiva cristiana hay una inclinación a justificar el trabajo, pero no  lo ven como algo valioso. Los pensadores cristianos hacían referencia al principio paulino "quien no trabaja no debe comer…", pero entendían que el trabajo era un castigo o, cuando menos un deber. Se justificaba el trabajo por la maldición bíblica y por la necesidad de evitar estar ocioso. Como vemos el ocio comienza a adquirir otra connotación algo distinta a la del mundo antiguo. Sin embargo, la vida monástica dedicada a la contemplación se valora mejor que el trabajo. Para legitimar esta excepción al principio paulino, filósofos como Santo Tomás argumentan que el trabajo es un deber que incumbe a la especie humana, pero no a cada hombre en particular.

En segundo lugar el pensamiento moderno mitificó la idea del trabajo. La literatura de los grandes pensadores de la época contribuyó a esta mutación proporcionando argumentos en favor de su fundamentación. Para John Locke el trabajo era la fuente de propiedad. Según él, Dios ofreció el mundo a los seres humanos y cada hombre era libre de apropiarse de aquello que fuera capaz de transformar con sus manos (John Locke, 1990). Para Adam Smith el trabajo era la fuente de toda riqueza. Las teorías del valor de Adam Smith y de David Ricardo tenían su base en la idea de que el trabajo incorporado al producto constituía la fuente de propiedad y de valor (Myrdal, 1967).

Una nueva perspectiva teológica del trabajo favoreció también su mitificación. Comenzó a ser visto no como un castigo divino o simplemente como un deber, sino como el mejor medio de realización humana. El trabajo adquirió nuevos significados: a) un sentido cósmico, según el cual el ser humano completaba la obra que Dios le entregó para que la embelleciera y la perfeccionara; b) un sentido personal, por ser el mejor medio para que el individuo, que nace débil y necesitado, encontrara su perfección; c) un sentido social, en la medida en que el trabajo era el factor decisivo en la "creación de sociedad" y la impulsión del progreso (Ruben Sanabria, 1980 ). La ética puritana, en particular, completaba esta idea trascendente del trabajo al considerarlo como un "fin en sí mismo" (lejos de la concepción de Tomas de Aquino que lo entendía como un medio para la conservación personal y social) y como el elemento que da sentido a la vida.

Después de haber reseñado un poco que significa el trabajo, existen grandes pensadores que han escrito acerca del trabajo, pero por cuestiones de tiempo no logre exponer, sin embargo desde mi punto de vista el trabajo se ha convertido en una especie de esclavitud para los trabajadores o para los ciudadanos de una nación, en este momento de crisis, el trabajo se ha convertido primordial, para cubrir las principales necesidades primarias, por lo tanto el individuo hace cualquier actividad, sin importar que costos personal deba pagar, esto puede ser una especie de esclavitud del siglo XXI, donde se simula tener derechos laborales, no obstante  el trabajador debe hace trabajos precarios, sin posibilidad de desarrollo personal, sino solo los objetivos económicos del patrono, un ejemplo de esto son las fabricas de ropa que existen en la India o en otras países del tercer mundo. 

A veces soy utópica al pensar, que todas las personas trabajan en actividades que les gusta… no todos tienen el derecho de decidir o esperar que tipo de trabajo quieren tener… porque a veces prevalece las necesidades personales, que las profesionales. Cada día tener un trabajo o trabajar, se ha convertido en una especie de estatus o de premio de lotería, en especial en países con un alto nivel de desempleo… será que se está creando una clase trabajadora y otra no trabajadora…. ¿Qué consecuencia podría traer a la sociedad?, ¿El trabajo es una lotería o un medio de realización personal?...


Bibliografía

·     Javier Álvarez Dorronsoro “el trabajo a través de la historia”. La concepción del trabajo, nro.9.  Febrero 1999.

·      Arendt, H. La condición humana. Editorial Paidós, Barcelona, 1993.


No hay comentarios:

Publicar un comentario